Dice la tradición que si besas el pie del indio que está en la plaza de Punta Arenas es seguro que vuelves a la ciudad, hace casi 14 años besé la pata del indio sin pensar que con el tiempo volvería a esta hermosa ciudad. Son sentimientos encontrados al llegar, poco a poco los recuerdos van volviendo aunque con el pasar de los años ha cambiado mucho. Me encuentro con un Punta Arenas muy distinto al que conocí, con una gran costanera, muchos hoteles nuevos, pero también me viene a la mente lugares en los que el tiempo no ha corrido. Su belleza es inconfundible, el caminar a la orilla del estrecho con un viento que muchas veces te vuela hace de este sitio algo encantador, rodeado de historia donde Hernando de Magallanes ocupa un lugar privilegiado. Dentro de este viaje me recomendaron visitar una picada muy famosa por sus ricos platos como es Sotito´s, ubica casi enfrente del nuevo hotel y casino Dreams, este restaurant ofrece una carta privilegiada llena de sabores típicos de la patagonia: cordero, centolla y mousse de calafate son platos que no puedes dejar de probar. Otro lugar rico para comer, pero en el cual hay que armarse de paciencia para esperar la comida es en el Mercado. Por último si te gusta ir de compras puedes visitar la Zona Franca donde encontrarás muchas tiendas, sin embargo lo más barato son los chocolates brasileros, los licores y los perfumes en lo que puedes ahorrar hasta 40 mil pesos. Otra alternativa de es visitar Fuerte Bulnes un lugar donde se aprecia las primeras construcciones de la zona y donde se puede tener una vista hacia Puerto de Hambre, este último recibe su nombre debido a que los primeros colonos murieron de inanición debido a la escases de alimentos que sufrieron producto del aislamiento en que se encontraban. Por último si eres valiente y tienes la oportunidad de encontrar un día más cálido puedes meterte a las gélidas aguas del Estrecho, es un experiencia única que viví y lejos la más impresionante al sumergirte aunque sea por algunos minutos en él.
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